Wednesday, September 12, 2007

El malestar de nuestras vidas.



Dentro de la significación de la modernidad como concepto filosófico, podemos analizar que dentro de la sociedad actual se repiten ciertos tópicos que ya eran descifrados por sociólogos y sicólogos, que influenciados por la corriente marxista crean todo un discurso social antimodernidad y anticapitalista, en donde Sigmund Freud se destaca con su ensayo “El malestar en la cultura”. Entonces podemos preguntarnos, ¿cuál es el quiebre que impuso la modernidad en nuestra existencia y cual es el real propósito de nuestras vidas? La búsqueda de ese goce que nos gusta tanto, Freud lo dice, eso se llama “felicidad”, ese es el propósito del hombre dentro de la sociedad, pero de esta sociedad moderna, capitalista con conceptos totalmente apartados de la necesidad humana, sociedad regulada por la cultura y que por consiguiente también regula nuestras relaciones sociales en donde legitimamos al Estado por medio de la ley, nuestra vida en comunidad, esos hechos son totalmente culturales y no naturales, podemos decir que el hombre lucha contra esas fuerzas que coartan su existencia natural y reducen casi completamente su necesidad natural, esa libertad adquirida pero oprimida. La “modernidad” redujo la expresión salvaje y natural del individuo, de esta manera nos separa completamente de ese instinto natural y libre. El amor es la máxima de nuestra “felicidad”, es un sentimiento natural que se refleja en el otro individuo, el deseo y la belleza esos conceptos que caracterizan la existencia de lo que de forma estética nos planteamos el amor y en donde la sociedad moderna idealiza, puede ser que de ahí la búsqueda de la felicidad este en la belleza. O puede ser tan grande nuestra confusión que la filosofía modernista nos propone una aparente “felicidad”, continuamente estamos en su búsqueda y el mundo moderno nos aleja de ella, así nos damos cuenta que nuestra vida esta hecha para su búsqueda y no escapar de ella, por lo tanto incurrimos a métodos que nos impidan fracasar en el incansable esfuerzo de la búsqueda de la felicidad. Pero el camino hacia la felicidad es costoso, puede ser causa de nuestra propia negación social a un reconocimiento humano fuera del contexto cultural y que igual no podemos abandonar. Entonces la modernidad se nos presenta de tal manera que no la rechazamos, es mas la aceptamos con agrado pero al mismo tiempo nos tratamos de revelar ante ella. Freud llama a esto como represión al “yo”, esa represión constante del individuo que puede llegar a la locura, así es esa represión excesiva deteriora profundamente la personalidad humana. La sexualidad en el mundo moderno esta muy presente, así como también su gran presencia en nuestras vidas y puede ser el gran impulso de nuestras ganas de vivir, esa voluntad que va de la mano con la búsqueda de la felicidad. El impulso sexual es el deseo, una gran cantidad de nuestra voluntad acumulada, eso nos lleva a que la sexualidad es el estado natural del hombre, ¿no será esa una gran finalidad de su vida?, ese impulso que sale de lo mas profundo de su ser. Volviendo al amor, se puede decir que la sensación de ese sentimiento para con el otro puede ser regulada y separada del impulso sexual, pero en el inconsciente de nuestro ser sigue siendo completamente sexual, ya que como dije el amor puede ser la máxima de nuestra felicidad, pero así también nuestro estado natural que es el impulso sexual. La relación de amor es mitigada por la conducta que impone la cultura, en donde separamos nuestro amor con el deseo, es así como en el mundo moderno nos damos cuenta que esa represión nos limita socialmente y nos moldea a su propósito. El propósito pude ser del amor universal como la idea del pensamiento universal, al fin y al cabo ese es un pensamiento moderno o como dice en la novela de Robert Musil “El Hombre sin Cualidades”, un aristócrata iluminado, el Conde Leinsdorf, descifra las complejidades de la modernidad, pero se detiene ante una paradoja central. “Lo que aún no comprendo", dice, "es esto: Que la gente deba amarse una a otra, y que eso requiera de una mano firme del gobierno para obligarla, no es nada nuevo. ¿Pero porqué debe ser súbitamente una cuestión de uno y otro? Las restricciones continúan cuando dentro del marco de la familia el individuo se traslada al ámbito social, con síntomas de liberación que se perciben con la pubertad y la atracción hacia el otro sexo en donde la mujer es el objeto a desear, ese deseo es reprimido por la parte familiar influenciado por la cultura y es uno de los motivos que el mundo occidental sostiene para reprimir con fuerza el sexo, el mundo occidental es por consiguiente monógamo, ya que la cultura en gran parte educa desde pequeño al individuo a reprimir el instinto sexual y objetivizarla hacia el amor en gran parte heterosexual. En tanto la modernidad implanta sus reglas para una convivencia social en donde el amor universal se propague de forma natural y en donde la agresión hacia el otro individuo, que es netamente instintiva y a la vez va acompañada con los fuertes deseos competitivos, se dosifiquen mediante la religión en donde su ética apunte a una inequívoca tendencia del hombre hacia el bien, ¿acaso la religión cristiana reprime es instinto natural que es la agresividad?, ¿puede ser este el caso en donde la modernidad y la religión jueguen del mismo bando reprimiendo los instintos naturales del hombre?.

Dándonos cuenta la cultura es el gran obstáculo hacia la felicidad completa en donde el hedonismo parece ser endémico en el ser humano, según Freud el “yo” es hedónico y que se contrapone al “dis-placer” y así puede ser que el mundo ataque con el sufrimiento e intente controlar ese hedonismo, o puede ser que sea un regulador de un exceso de placer del “yo-hedónico”. Pero puede ser que ese rechazo al dis-placer sea realmente el placer, en donde el dolor es solo la forma de suprimir ese conjunto de deseos, puede ser un ejemplo cuando un individuo causa dolor a otro o mejor dicho esa agresividad natural reprimida es liberada así acusándonos placer, ¿ puede ser?. En relación a la felicidad y respondiendo a la pregunta inicial, el malestar que Freud trata de explicar mediante sus teorías psicológicas y sexuales, es referente a la actitud de la sociedad en torno a su convivencia dentro de la cultura, que de esta manera se presenta como represiva y manipuladora, en donde el individuo es coartado de sus intentos naturales para mantener una estabilidad social y cultural, pero que no es establecido por la naturaleza sino que por la modernidad. De esta represión constante el hombre sufre y lucha contra las fuerzas interiores que lo aquejan, versus la presión cultural que hay detrás, pero toda esa sublimación del instinto del individuo permite que se desarrolle intelectualmente que a su vez valida a la cultura ( entiéndase por modernidad, en donde el desarrollo intelectual es vital para cada sociedad). Es ahí en donde se valida la teoría de que la cultura es una reguladora de la felicidad, ya que sin ella existiría un exceso, que también es algo natural del hombre cuando el goce es intenso. Al no tener en ese placer un control total, adquirimos placeres externos que al final son verdaderos escapismos de la realidad, para no enfrentar esa lucha interna y externa que nos propone la cultura moderna. Puede ser que el suicidio sea un escape hacia esa felicidad, en donde el entorno del suicida este empapado de cultura que no acepta, entonces el suicida no es que odie la vida, al contrario la ama pero esta tan llena de sufrimiento que decide escapar de ella, un ejemplo claro a mi parecer se da en países desarrollados y en donde la modernidad es una constante hay mas índices de suicidio en el mundo. Para dar otra mirada, podemos decir que el hombre esta completamente atrapado en la cultura. “El hombre es en el fondo un animal salvaje, una fiera. No le conocemos sino domado, enjaulado en ese estado que se llama civilización. Por eso retrocedemos con terror ante las explosiones accidentales de su naturaleza. Que caigan, no importa cómo, los cerrojos y las cadenas del orden legal, que estalle la anarquía, y entonces se verá lo que es el hombre” , la conducta del hombre ya esta definida, en donde existe el amor, ese amor que para Freud es totalmente sexual dentro de el inconsciente del hombre. Para continuar con la hipótesis de que el hombre siente un profundo desagravio hacia la cultura, esa cultura que reprime la agresión y crea una división psicológica en donde tenemos por un lado al “yo” que es una parte de nuestro subconsciente que reprime a la otra parte de esta división que es el “superyo”, me explico mejor diciendo que uno es el sentimiento moral y el otro es el sentimiento que le hace sentir culpable, Freud analiza al extenso ese sentimiento de culpabilidad en donde hace una comparación con el sentimiento edipico, del odio y amor. Podemos señalar que la cultura nos hace reflotar el “superyo” en donde reprime nuestros ideales personales y nos hace tener entendimientos con la comunidad, es decir, reprime nuestros anhelos y nos dirige hacia un mundo dominado por los ideales de la cultura y no de nuestras instintos mas naturales.
En cierta razón la cultura es una amenaza constante en donde el hombre cae en etapas psicológicas que son externas a la naturaleza, “el ser humano cae en la neurosis porque no logra soportar el grado de frustración que le impone la sociedad en aras de sus ideales de cultura, deduciéndose de ello que seria posible reconquistar las perspectivas de ser feliz, eliminando o atenuando en grado sumo estas exigencias culturales” , de esta manera Freud, nos explica como la idealización de la cultura nos hace sentirnos miserables ante la vida, disconformes y reprimidos. 1 Hardt, Michael y Negri, Antonio, “Imperio”, Harvard University Press, Cambridge, Massachuset, 2000, pp. 68. Extracto sacado de este libro, pues me pareció bastante interesante la reflexión en donde analizan el conflicto de la modernidad en el cual se destacan las inmanentes fuerzas del deseo y la asociación, el amor en común con otras personas y la autoridad que impone el orden en la sociedad reflejada por la cultura moderna Schopenhauer, Arturo, “El amor las mujeres y la muerte”, Madrid. Biblioteca de Filosofía y Sociología, 1889, pp. 190. Este extracto demuestra también la gran influencia que obtuvo Freud de la filosofía de Schopenhauer, aunque el lo hubiera negado, existen varias coincidencias en la teoría de la voluntad como fuerza natural del hombre.
Freud, Sigmund. "El malestar en la cultura". Obras completas. Vol. III. Madrid.
Biblioteca Nueva1981 pp. 81